
La materia en suspensión (SPM ) consiste en polvo, humos, niebla y humo. Las exposiciones a corto plazo pueden empeorar las enfermedades cardíacas o pulmonares y causar problemas respiratorios. Las exposiciones a largo plazo pueden causar enfermedades cardíacas o pulmonares y, a veces, muertes prematuras.
Dióxido de azufre (SO2) – en el aire se debe al aumento de la combustión de combustibles fósiles. Puede oxidarse y formar niebla de ácido sulfúrico Agrava el asma y dificulta la respiración. También contribuye a la formación de partículas con los efectos para la salud asociados.
Monóxido de carbono (CO) – combustión de carburante de vehículos y motores. Reduce la cantidad de oxígeno que llega a los órganos y tejidos del cuerpo; agrava las enfermedades cardíacas, provocando dolor torácico y otros síntomas.
Ozono troposférico (O3): contaminante secundario formado por la reacción química de compuestos orgánicos volátiles (COV) y NOx en presencia de luz solar. Disminuye la función pulmonar y provoca síntomas respiratorios, como tos y dificultad para respirar, además de empeorar el asma y otras enfermedades pulmonares.
Plomo (Pb) – fundiciones (refinerías de metales) y otras industrias metalúrgicas; combustión de gasolina con plomo en aviones con motores de pistón; incineradoras de residuos (quemadores de residuos) y fabricación de baterías. El plomo daña el sistema nervioso en desarrollo, lo que provoca la pérdida del cociente intelectual e influye en el aprendizaje, la memoria y el comportamiento de los niños. El plomo también tiene efectos cardiovasculares y renales en los adultos y efectos precoces relacionados con la anemia.
Dióxido de nitrógeno (NO2): la combustión de combustibles (empresas eléctricas, grandes calderas industriales, vehículos) y la quema de madera agravan las enfermedades pulmonares, provocando síntomas respiratorios y una mayor susceptibilidad a las infecciones respiratorias.
Productos químicos domésticos y agrícolas: el polvo de las cosechas, la fumigación de las casas, los productos de limpieza doméstica o de pintura, los insecticidas/insecticidas de venta libre y el polvo de los fertilizantes emiten sustancias químicas nocivas al aire y provocan contaminación. En muchos casos, cuando utilizamos estos productos químicos en casa o en oficinas con poca o ninguna ventilación, podemos enfermar si los respiramos.